jueves, 2 de diciembre de 2010

Imágenes de lo que “está pasando”

“¿Por qué no debe aparecer esa fotografía en la prensa, si es lo que está pasando?” Éstas son las palabras de muchas personas a la hora de debatir sobre si está bien publicar cualquier imagen, por sensacionalista que sea, en un medio de comunicación.  La labor del periodista es la de informar de lo que está aconteciendo en el mundo y, si lo puede ilustrar, mejor. 

Ahora bien, ¿cualquier fotografía sirve para dar información y explicar mejor lo que está sucediendo? Yo creo que no. En muchas ocasiones no se busca la fotografía más informativa, sino la más impactante, la que sea capaz de llamar más la atención del lector para que lea ese reportaje o atienda a esa noticia.

Hay personas que defienden dichas imágenes ya que es una forma de concienciar, o simplemente de hacer que lean la noticia ya que de otra manera no lo harían. Personalmente creo que el límite está en cumplir con los derechos de la persona, el derecho a intimidad y a la propia imagen que tenemos todos. 

Recuerdo una imagen publicada en portada el día de Reyes en El Mundo que mostraba a dos bebés palestinos muertos. Es cierto que en ese momento estaba ocurriendo eso, bebés estaban muriendo a causa del ataque por parte de Israel pero no creo que fuera necesario mostrar los cuerpos sin vida pudiendo identificar a las criaturas tan fácilmente. 


Por lo cual sí, creo que hay que informar de todo, si puede ser mediante fotografías incluso mejor, pero de la misma forma que debemos cuidar lo que escribimos, intentando que no sea excesivamente morboso ni cruel, también debemos sacar la fotografía con la intención de mostrar lo que está pasando, pero teniendo en cuenta los derechos a la intimidad y a la propia imagen.

Indiferencia como consecuencia de un sensacionalismo cruel



Vivimos en la era audiovisual. El dominio de las pantallas es indiscutible. Las imágenes forman parte de nuestra vida diaria como el comer. El valor de una noticia depende en la mayoría de ocasiones de las imágenes que la acompañan. Sin ellas una noticia hoy en día no vale nada.

Para el espectador se han convertido en una parte esencial. Se siente más informado y más cerca del acontecimiento. La pregunta que se plantea es ¿ estamo mejor informados por que a la noticia le acompañe una imagen de las víctimas de una catástrofe, una imagen que no aporta dato alguno de la tragedia y solo muestra cadáveres? o ¿ hemos perdido la sensibilidad ante imágenes impactantes que deberían provocarnos rechazo y en vez de eso nos atraen cada vez más?

Hoy en día las imágenes que deberían ser consideradas demasiado impactantes e hirientes para la sensibilidad, son recibidas por la mayoría del público con aplausos y expectación. La indiferencia se apodera de la audiencia ante la pérdida de seres queridos de terceros o ante víctimas de catástrofes y guerras a causa de una persecución del sensacionalismo por parte de los medios que parece que se retan entre ello para ver quien consigue la imagen mas impactante.

Y todo esto es la consecuencia de unos medios de comunicación que poco a poco nos han ido acostumbrando a ser testigos de los acontecimientos a acercarnos lo máximo posible a lo ocurrido aunque esto signifique presenciar la muerte de una persona en directo o ver una madre echada en el suelo llorando la muerte de su hijo de cuatro años, muerto en un ataque terrorista o como víctima de un conflicto.

La imagen de esa madre no tiene ningún valor informativo. El espectador es completamente consciente de la existemcia de las víctimas y del dolor, de hechos tan terribles . El sacarle una foto a una persona en un momento tan profundo dolor puede que ayude a crear un sentimiento de compasión e intentar que la sociedad adopte una actitud de rechazo a la violencia y crueldad y de apoyo a las personas que lo necesiten. Lamentablemente en muchas ocasiones ocurre lo contrario . Imágenes de muerte y destrucción recorren las pantallas y la reacción habitual suele un " qué fuerte" mientras se cena delante del televisor antes de cambiar de canal. Y lo mismo sucede en casi todos los medios y soportes. Como profesionales de la comunicación deberíamos realizar una mayor selección a la hora de elegir las imágenes de portada siempre siendo conscientes de que son víctimas reales que se muestran, personas que tenían familia que le podrían estar viendo en esa foto y seleccionar aquellas imágenes que tengan un valor informativo real.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Sensacionalista? Yo creo que no...

Los medios de comunicación son los encargados de cumplir una función social esencial que es informar a la sociedad sobre lo que acontece, explicar esa realidad de forma digerible, entendible y promover el debate. Acompañadas de las informaciones van imágenes que cumplen una función informativa. Éstas, complementan, contextualizan e incluso explican de mejor forma lo que la crónica escrita cuenta.

La imagen atraviesa por un cuidadoso proceso de selección antes de su publicación y, aplicado a la prensa de información general, dicha selección tiene en cuenta criterios mucho más estrictos.

En mi opinión, la fotografía elegida, por supuesto debe ser informativa. Muchas veces contextualiza los hechos y la forma en que estos ocurrieron. Si la imagen es o no morbosa muchas veces lo decide el ojo que la mira, pues hay opiniones para todos los gustos.


Creo que las imágenes de la devastación ocurrida en Haití eran necesarias para mostrar una pequeñísima parte de la terrible situación y la falta de medios por la que atraviesa ese país cuando ocurren catástrofes naturales de este tipo. Pienso que, sin llegar al morbo, contribuyen a hacer despertar a la sociedad, animan a la protesta, ya sea contra el medio que la publica como el país que no pone ningún remedio para evitar futuros sucesos de tal calibre.

Una imagen impactante capta la atención y es lo que, en casos así, aprovechan los medios. ¿Por qué no utilizar el poder de la imagen para movilizar? ¿Acaso sería mejor omitirlas?

En el caso de la mujer violada en Méjico, es cierto que la polémica está servida. Es una fotografía buscada, no espontánea. Y muchos pensarán que podría haberse publicado en portada esa otra mitad de la fotografía donde también aparecían cadáveres pero no de forma tan explícita. Pero visto de forma lo más objetiva posible, no fue una imagen fabricada ni provocada. Sino un hecho que ocurrió de verdad, con un cadáver de verdad y una denuncia. Por ello, la fotografía no buscaba el morbo sino informar acerca de una realidad que se repite día a día en Ciudad de Juárez y de la que no parecemos ser realmente conscientes.


Me llama mucho la atención el comentario que hace Goyo Rodríguez, subdirector, responsable de El País Semanal, sobre la comodidad de poder haber publicado cualquier otra fotografía del reportaje. Y estoy de acuerdo con la reflexión que hace: "Pero, ¿la comodidad ayuda a cambiar una realidad tan terrible?". Me parece acertado invitar así a la reflexión.

Como veis, he encontrado algunos ejemplos de fotografías de los dos últimos siglos. Me han parecido muy ilustrativas y que invitan a meditar sobre si su ocultación se traduciría en una mejor cobertura de los hechos por resultar menos incómodo; o si, por el contrario, desemboca en el engaño, en la falta de sinceridad y respeto al ciudadano omitiendo deliberadamente imágenes que completarían su conocimiento sobre los hechos. Yo opto por la segunda opción. Cruzamos la línea hacia lo sensacionalista cuando no aportan información relevante sobre los acontecimientos. Actualmente se publican fotografías morbosas y nada informativas en las contraportadas de los diarios deportivos y nadie escribe al Defensor del Lector protestando por ellas: y, al igual que la fotografía de la mujer violada, buscan la desnudez y la estética, ¿no?